Cualquier periódico, cualquier medio, siempre estaría dispuesto, y lo deseo, a entrevistar exclusivamente a la persona más poderosa del mundo, que, salvo que se diga lo contrario, es el Presidente de los Estados Unidos. El 12 de marzo de 2004, al día siguiente de la más terrible masacre que España recuerda debido a la guerra civil, la Casa Blanca ofreció a Lorenzo Milá, corresponsal de TVE en Washington, una entrevista junto a George W. Bush y la primera dama, Laura Bush, en la Embajada española para expresar su pésame a un pueblo amigo. Y, además, el presidente dio una noticia que Milà no esperaba: mientras el Gobierno de José María Aznar insistía en atribuir los atentados a ETA, que por su parte cada vez resultaba menos convincente, Bush aseguraba que no había tenido que apresurarse a informar al responsable, ofreció su colaboración en la investigación y no dejó rastro de paralelismos con el atentado en EE UU del 11-S de 2001.
Al día siguiente, el 13, la Casa Blanca no salió de su perplejidad al saber que TVE no había emitido toda la entrevista, sino sólo una de las breves frases en el Telediario. Protestó contra el embajador Javier Rupérez, quien lo había visitado el día antes de la boda presidencial. TVE, entonces dirigida por José Antonio Sánchez, con Alfredo Urdaci como director de información, no ha cambiado. Menospreciar el carácter extraordinario de una entrevista como ésta, y la relevancia de la misma, digo, fue un ingrediente mayor de la montaña de mentes que descendieron a España y cuyas heridas aún no han sanado.
La televisión pública falleció en uno de los momentos más bochornosos de su historia de programación, en Telediario De la noche de este martes (21.25), un documental que recupera aquella conversación y cómo Milá y Rupérez recuerdan aquellas horas de emoción y desconcierto: La entrevista que nunca fue transmitida (21 minutos). Urdaci no quiso hacer declaraciones a ese programa (as tampoco las hizo a Lo de Évole el domingo en La Sexta, donde se grabó este episodio). El documental y la materia prima, el Entrevista completa a Lorenzo Milà y George Bush más allá del 11-S (estás acta sin modificación), está disponible desde el paso de Domingo en RTVE Play.
En estos seis minutos, el representante republicano ha intentado mostrar preocupación por el dolor de las víctimas, porque los ciudadanos saben lo que sienten como tal atrocidad. Y hubo algunos elogios para Aznar: los españoles «tienen fuerza para sujetar al presidente», porque sabe que es «la guerra contra el terror» y ha luchado contra «organizaciones terroristas como ETA». Pero, cuando el hubieran se preguntaba exactamente quién creía que tenía, fue muy claro: “Aún no sabemos quién lo ha hecho. No descartaré a nadie.» Se ofreció a echar una mano: “El Gobierno de EE UU ayudará al Gobierno de España a conseguir que quienes lo deseen”. También pretende procesar a los terroristas dondequiera que estén. Y se dijo: “El pueblo lo sabrá y al Gobierno le resultará más fácil saber cómo proceder”.
Si lo lees entre líneas: no sabemos dónde está y el Gobierno español lo sabe igualmente. Y en privado Bush fue mucho más explicado: el presidente de EE UU respondió a Rupérez cuando el embajador atribuyó la atención a ETA. “Entonces mis servicios me dicen que los mejores no son esos, sino que son otros…”. Si no todos sabían lo que pasó, mucho menos sabían lo que no pasó.
Lorenzo Milá no quiso ver la grabación de la entrevista de los últimos 20 años transcurridos. Creo que este precioso material se ocultó no porque se contradijera la versión oficial, creada de tal manera que ETA se mantuviera al margen sin dejar crecer el rastro yihadista, sino porque Aznar no se le había aparecido ya como el gran aliado de Bush, con los que habían posado orgullosos en la foto de las Azores que precedió a la guerra de Irak. El gobierno de Aznar, a través del obediente Urdaci, censuró al mundo con quien había tenido una estrecha relación. «En este contexto entendemos que éramos amigos de Bush, que lo asociamos en Irak, no les gustaba», dice hoy Milá.
La credibilidad de los medios que controlaban el Estado se derrumbó hace unos días (otros particulares continuaron haciéndolo durante más tiempo). El 3 de abril, cuatro terroristas islámicos fueron inmolados, y mataban un policía, cuando vieron arralados en Leganés. No se podía soportar al gran toro. Nos llevó 20 años aprender que la entrevista en su integridad no sólo era parte de una cruda manipulación política: era un crimen contra el periodismo. Lo que saben hacer bien los profesionales de la televisión pública cuando sus jefes los dejan.
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