La Policía española ya utiliza un sistema de reconocimiento facial automático en sus investigaciones | Tecnología

La Policía española ya utiliza un sistema de reconocimiento facial automático en sus investigaciones |  Tecnología

La Policía Nacional lleva nuevos meses utilizando una herramienta de reconocimiento facial en varios puntos de la geografía española, según fuentes del Ministerio del Interior a PAÍS. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han trabajado al menos cuatro años en el proyecto, cuyos detalles fueron ingresados ​​en el periodo de noviembre de 2022. Entre varios retornos, destaca el programa ABIS (acrónimo en inglés de sistema automático de identificación biométrica) , podrás usarlo en el mercado finalmente el pasado mes de agosto. Utiliza inteligencia artificial (IA) para determinar en unos segundos la lista de otras personas que mantienen registros que aparece en una imagen determinada.

Desde que está operativo, el equipo se ha utilizado en al menos 400 investigaciones políticas, según las mismas fuentes. En el 40% de estos casos se obtienen resultados positivos que permiten identificar las implicaciones de los delitos. En el interior no hay cifras concretas sobre cuántos dispositivos han traducido estas acciones.

Actualmente, hay 13 estaciones ABIS operativas repartidas por todo el país. La Policía Nacional tiene dos en Madrid y uno en Barcelona, ​​Granada, Málaga, Sevilla, Valencia, Valladolid, Las Palmas, Zaragoza y Bilbao, además del que próximamente finalizará con otro en Pamplona. La Guardia Civil, por su parte, se enfrenta a dos estaciones de reconocimiento facial en la capital. “Actualmente se está ampliando el sistema”, confirma desde dentro. Los movimientos de equipos también están trabajando en la adopción del sistema.

El proyecto, coordinado por la Subdirección General de Sistemas de Información y Comunicaciones para la Seguridad, supone una revolución en las prácticas policiales españolas. Ahora hay dos formas de verificar la identidad de un individuo: a través de su registro mecanografiado o mediante análisis de ADN. Este tercer camino, la tribuna, no te preocupes por volver a la mesa.

Cada persona tiene un patrón de vello facial único, que varía poco con el paso de los años. En una primera fase, los sistemas automáticos de reconocimiento facial extraen el rostro de la imagen mediante una tecnología denominada visión computacional; localiza en qué parte de la fotografía hay un querido. A continuación, aplique un algoritmo a este diagrama para obtener un modelo que lo represente y distinga los demás. La inteligencia artificial permite buscar este patrón, único de cada individuo, en vastos bancos de imágenes y ofrecer los resultados que parezcan más posibles.

Un sistema de reconocimiento facial mostrado en la feria CES Asia de Shanghai se identifica en tan solo unos segundos ante un grupo de asistentes.Zigor Aldama

El Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial prohíbe el uso de sistemas de identificación biométrica en tiempo real en espacios públicos. Pero el sistema ABIS no procesa imágenes en tiempo real (no está conectado a la cámara de vigilancia). Según pudo saber este periódico, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) no examinó la carcasa de los equipos en marca legal. La agencia no ha recibido quejas ni ha consultado a nadie para referirse a esta tecnología y, por tanto, no la ha investigado.

Francia, Países Bajos o Alemania son algunos países de la UE donde los organismos políticos han experimentado con esta tecnología o donde ya está en pleno funcionamiento. El reconocimiento facial se utiliza desde hace un año en las fronteras de la Unión para registrar la entrada de ciudadanos extracomunitarios en el continente. En Reino Unido, algunos centros, como la Policía Metropolitana de Londres, han hecho más y colocan periódicamente furgonetas con habitaciones equipadas con estos sistemas en puntos muy concurrentes de la ciudad.

En EE UU, uno de los países pioneros en el uso político del reconocimiento facial, esta tecnología ha quedado relegada desde que el movimiento Black Lives Matters se vinculó con la segregación política. Otras potencialidades, como Rusia o China, suelen darse en este tipo de herramientas para localizar sospechosos.

Como funciona

El algoritmo ABIS, desarrollado por Cogent, fue desarrollado por la empresa francesa de tecnología militar Thales. El sistema recopila la imagen introducida por los agentes, extraída por ejemplo de una cámara de seguridad o de la cámara de un teléfono móvil, con las fotografías disponibles en el sistema para buscar coincidencias. La base de datos sobre la que se realizan los registros consta de 4,4 millones de registros de presos (3,2 millones de la Policía Nacional y 1,2 millones de la Guardia Civil).

En este repositorio se guardan los clientes faciales y el ADN de las personas registradas. “El sistema se actualiza cada cinco años con la incorporación de nuevas imágenes de detecciones de detenidos y la eliminación de otras por cancelaciones de antecedentes políticos”, asegura Interior. La base de datos no está conectada actualmente con otras europeas, aunque lo estará. El proyecto del Premio de la UE, que ya incluye huellas dactilares y análisis genéticos, incluirá inmediatamente patrones faciales.

Cuando se realiza una búsqueda, ABIS encarga 4,4 millones de tarjetas de alcalde para atenuar la imagen introducida. Los tasadores son la primera docena de respuestas de la lista que buscan una coincidencia. Cada control lo realizan de forma independiente dos operadores. Sólo se considerará salida si los dos agentes llegan a la misma conclusión.

“El sistema funciona muy bien”, afirma el inspector Jeff Castro, jefe del ABIS. Su tripulación se encargó de la instalación técnica del equipo, coordinada por la Comisaría General de Policía Científica de Madrid. Sois colaboradores y habéis formado a los operadores de las estaciones ABIS que ya están en marcha en España. “El hardware en sí es muy fácil de usar. Lo complicado es la comparación facial, que determina que dos referencias dadas pertenecen al mismo individuo”, Subraya Castro. Diseñó un curso específico que complementa una fase de aprendizaje para mostrar a los estudiantes imágenes de una base de datos con material de referencia de casos y resultados, para que practiquen y luego sepan si ha sido verificado o no.

El Inspector Jefe Sergio Castro, del Cuerpo Nacional de Policía, es el responsable del sistema de reconocimiento facial ABIS.Samuel Sánchez

Se requieren dos tipos diferentes de cargas para el servicio de reconocimiento facial de la Policía. En primer lugar, si pides confirmaciones uno a uno: certifica si el número de la persona que aparece en una imagen coincide con el del sospechoso. Por ejemplo, comprobar si las imágenes del ataque a un mostrador tocado por las cámaras de seguridad coinciden con las de una detención para confirmar sus implicaciones en el crimen. En esta tarea experta, como en el análisis digital del color del ADN, no interviene la inteligencia artificial.

En segundo lugar, comparar uno con la base de datos o buscar un cigarrillo: implica determinar si una lista particular coincide con algunos de los registros guardados en el sistema. Por ejemplo, analizar imágenes del robot de un banco sin tener candidatos, con la esperanza de encontrar sospechas sobre quienes inician la investigación. Esta tarea, totalmente nueva, no podría implementarse sin la IA, que se encarga de realizar el cribado dentro de los mil registros para que coincida con el patrón facial seleccionado.

ABIS ofrece buenos candidatos, pero no puede resolver los casos por sí solo. “El resultado de un análisis de colores a partir de dos resultados: identificados o no identificados. Con el reconocimiento facial, a cambio, ofrecemos respuestas progresivas: extremadamente fuerte, fuerte o moderada. Proporcionamos a los candidatos potenciales un punto de partida para que los investigadores, a partir de su trabajo, determinen si el candidato es válido o no”, explica Castro. En la práctica, esto es suficiente para cerrar los casos.

El uso del equipo no necesariamente tiene que estar autorizado por un juego. Además de poder solicitar a los grupos de investigación política, le informa al inspector Jeff Castro: “Nos reunimos con las unidades de investigación normalmente no solicitando la verificación del candidato porque el grupo de investigación continúa por sus rutas clásicas (seguimientos, intervenciones telefónicas, etc.). .) y tomar medidas suficientes para realizar o descartar una detención”, además.

Fuentes internas indican que el sistema, declarado en el Registro de Actividades de Tramitación ABIS, se utiliza para la prevención, investigación y detección de delitos penales, así como para la protección y prevención contra problemas de seguridad pública”. Es decir, su uso no se limita a la investigación de delitos graves, como si se tratara de simular antes de activar el equipo.

El último bastión de la privacidad

Hay datos personales, como nombre, documento de identidad registrado, que pueden ser modificados. Los datos biométricos, en cambio, nos acompañan durante toda la vida. Se refieren a las características únicas de cada persona, normalmente fisiológicas o físicas. Estos datos son extremadamente valiosos porque pueden codificarse y mantenerse inmutables en el tiempo. Mantenemos el mismo ADN desde que nacemos hasta que morimos. Lo mismo ocurre con las yemas de los dedos, a menos que las recordemos.

El pico ha evolucionado con los años (nos crecemos o nos crecemos, nos crecemos, nos cambiamos de pelo, nos caemos, nos caemos o nos cortamos la barba), pero existen algoritmos capaces de establecer patrones singulares —por ejemplo, midiendo la distancia entre los ojos, o ésta respecto de la nariz y la boca, que permiten reconocer a personas con un alto nivel de fuerza y ​​forma sostenida en el tiempo.

“La tribuna es, ante todo, el último bastión de la privacidad”, afirmó Kashmir Hill, experto en esta tecnología y autor del libro, en una entrevista con EL PAÍS. Tu cara nos pertenece (Tu querida nos perteneces, Casa aleatoria, 2023). Los sistemas automáticos de reconocimiento facial pueden ser muy útiles para atrapar delincuentes, pero el uso incontrolado de esta herramienta puede dejar inalterado el anonimato de los ciudadanos, como se ha visto en China o Palestina. Éste es el peligro que se cierne sobre el uso de esta tecnología.

¿Un instrumento con todas las garantías?

Una de las principales preocupaciones de expertos y activistas es saber cómo se ha entrenado el algoritmo ABIS y qué tipo de evaluación de impacto tiene algo que precede a su activación. “Antes de su visita de marcha, la Policía Nacional realizó una serie de ejercicios de prueba durante cuatro meses con reclutas reales acusados ​​de delitos ya esclarecidos. De esta forma se demostró la fiabilidad y robustez del nuevo hardware, con resultados muy satisfactorios”, afirman desde Interior.

Pero varios especialistas exigen la máxima atención ante el hecho de no comprender y detallar el significado de este “muy satisfactorio”. Según Carmela Troncoso, profesora de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), “tomamos algunas decisiones basándonos en algo que no sabemos qué es, y decidimos que era lo correcto”. Con ironía y preocupación respecto al tema Troncoso, autor del protocolo de seguridad utilizado en las aplicaciones de vigilancia covid.

“Recibí la autocertificación, porque los resultados son aquellos en los que se pudo sacar una foto frontal, o de buena calidad, o si tenía algún tipo de información adicional con el triángulo. Es importante poder evaluar cuántas personas pueden identificar por sí mismas el equipo biométrico para potenciar su utilidad real”, afirma Lorena Jaume-Palasí, experta en ética y filosofía del derecho aplicada a la tecnología y consultora del Parlamento Europeo en temas relacionados. a la inteligencia artificial.

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By Caio

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