La policía portuguesa evacuó a estos jóvenes de la sede del partido ultraderecha, Chega, en un episodio aún confuso ocurrido a mitad del día. Un hombre conoció los talleres de formación en Lisboa, en la calle Miguel Lupi, y se vio obligado a montar un artefacto explosivo que presumiblemente llevaba en su mochila. Tras informar a la policía de la agencia de noticias Lusa, el hombre se dirigió a una empleada y le preguntó por el líder de Chega, André Ventura, que en ese momento se encontraba en la isla de Madeira, donde este domingo se celebraban elecciones autonómicas.
Poco después, el hombre fue trasladado por la policía a un centro hospitalario para una evaluación de su salud mental, ya que su discurso resultó incoherente para los agentes. Un portero policial entendió que el hombre fue “interceptado, pero no detenido”, por lo que podría tratarse de una acción derivada de algún trastorno psicológico. Los equipos de desactivación de explosivos hoy no pudieron confirmar si el auto contenía algún artefacto.
En sus primeras declaraciones en Funchal, capital de Madeira, el líder de Chega lamentó la “escalada de violencia” y explicó que su formación evaluará la seguridad del partido tanto como su persona. En un comunicado, la formación ultra atribuyó lo mismo al “clima de odio y borramiento que la extrema izquierda ha creado en las últimas semanas a partir de las declaraciones de otros grupos parlamentarios contra la libertad de expresión y la política de persecución”. El partido repudió “cualquier tipo de comportamiento violento”. Chega, que obtuvo más de un millón de votos en las elecciones de marzo, es la tercera fuerza en la Asamblea de la República, con 50 diputados.
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