Las palabras van por una vía y los hechos por otra. Mientras los gobiernos de los países ricos mantienen una cada vez más dura retórica contra la inmigración, sus administraciones permiten la llegada de más migrantes que nunca. Los países pertenecientes a la OCDE, el club de los más ricos, recibieron en 2022 algo más de 6,1 millones de migrantes regulares, con los papeles en regla y permisos de residencia permanente, una cifra nunca vista.
Un informe de la OCDE publicado este lunes asegura que la migración hacia los países ricos “llega a niveles sin precedentes”. Hay tres grandes causas de esa crecida: motivos humanitarios, reagrupación familiar y razones profesionales. La mayoría de los gobiernos europeos están en tasas de desempleo muy bajas, muchos en pleno empleo. A la vez, la Comisión Europea calcula que son decenas de millones los puestos de trabajo no cubiertos porque falta mano de obra de todo tipo, cualificada y no cualificada.
Esa situación hace que los sindicatos sepan que las patronales no tienen mucho margen de obra, por lo que al repunte de inflación provocado por la crisis energética que generó el ataque de Rusia a Ucrania tuvieron que seguir en Europa aumentos de salarios acordes a esa subida de precios.
La solución para rellenar esos puestos de trabajo vacíos -fenómeno que se disparó con la pandemia- y para aumentar la competencia en los mercados laborales es abrir la puerta a la inmigración. Y aunque si se buscan se encuentran declaraciones de ministros de Trabajo o de Finanzas de gobiernos europeos hablando de la necesidad de aumentar las vías legales para migrar a Europa, todo lo oculta el ruido de las voces que hablan de menos inmigración y de más deportación de migrantes irregulares.
Esos más de 6,1 millones de nuevos migrantes permanentes en 2022 (en el cálculo se excluyen los siete millones de ucranianos que han dejado su país) es un 26% superior al dato de 2021. La OCDE asegura además que los datos preliminares que maneja de 2023 llevan la misma tendencia y que esos 6,1 millones serán superados este año.
Los grandes emisores de migrantes a los países ricos son los dos países más poblados del mundo, India y China. Los países que más migrantes recibieron ese 2022 fueron, por este orden, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y una España que supera a países más ricos y más poblados, como Francia e Italia.
La mayor parte de esos migrantes llegan a los países ricos gracias a los programas de reagrupación familiar. Normalmente, el padre o la madre emigran primero y cuando consiguen los papeles de residencia permanente hacen migrar a su familia. Esas personas constituyen el 41% de esos poco más de 6,1 millones de migrantes nuevos. Pero su tasa es estable.
Lo que aumentó fueron las solicitudes de asilo en Estados Unidos (730.000) y en menor medida en Alemania (220.000). Los países de origen más comunes entre los solicitantes de asilo fueron Venezuela (221.000), Cuba (180.000), Afganistán (170.000) y Nicaragua (160.000).
La otra categoría de migrantes que aumenta con fuerza es la que tiene motivos profesionales. Así, ya representa el 21% de todos los movimientos migratorios hacia los países ricos cuando en los años anteriores había rondado el 15%. Las subidas más espectaculares de estos flujos se dieron en el Reino Unido (casi un 100% de aumento de 2021 a 2022), en Alemania (59%) y en Estados Unidos (39%).
Los cambios legales son parte de esos cambios. El informe cita varias reformas migratorias para favorecer la migración laboral, como en España y Alemania.
Crecen también los movimientos migratorios laborales temporales y la emigración de estudiantes universitarios, que se disparó en un año un 42% hasta rozar los dos millones de estudiantes de países subdesarrollados o en desarrollo en las universidades de los países de la OCDE. Otra vez Reino Unido es el país que más estudiantes internacionales recibe, seguido por Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón.
Todos esos datos muestran, según asegura el informe, que lejos de la retórica dura de los movimientos de extrema derecha, la migración no es un fenómeno descontrolado y que los gobiernos tienen mucho margen para abrir o cerrar la puerta en función de las políticas que apliquen. Los mercados laborales siguen reduciendo desempleo. Muestra, según la OCDE, que esa migración se está absorbiendo sin más problemas que los derivados de la falta de vivienda decente a buen precio.